ENTREVISTA A ADRIANA MUFARREGE: “Una pionera en la enseñanza del Mosaico Artístico en Córdoba y reconocida artista en el rubro a nivel internacional”
1. Contános ¿cuándo y de qué manera se produce tu
acercamiento al mosaico y cómo influyen en estas producciones tus conocimientos
artísticos, especialmente pictóricos?
En 2010, buscando algo diferente para hacer
con un grupo de alumnos difíciles de sexto grado de la escuela primaria Héroes
de Malvinas de la ciudad de Córdoba. Fue el año en que obtuve la titularidad en
esa escuela, como maestra de Educación Visual. Años antes había tomado un curso
de postgrado con el Prof. Oscar Gubiani sobre pintura al fresco, y en la parte
teórica él había mencionado al mosaico como lenguaje artístico mural. Pero yo
no tenía conocimiento alguno sobre mosaico, ni estético ni técnico. Ese año
elaboré un proyecto educativo, realizando con los niños el revestimiento de
unos bancos del patio y finalmente un mural de 7 m de largo donde participó
toda la comunidad educativa. En 2011 seguimos trabajando en esa escuela y en
otra más, y ese mismo año comencé a explorar el mosaico en mi propia obra, en
formatos pequeños y medianos. Allí se me abrió un mundo nuevo, maravilloso,
apasionante. Fue un antes y un después en mi vida.
Mi derrotero previo en la pintura influye
absolutamente en mi forma de abordar el arte musivo. Soy, básicamente, una
pintora que hace mosaico. Percibo las piezas como pinceladas. Los temas que
abordo en mi obra en mosaico siguen el camino que he recorrido previamente en
pintura, ilustración, collage. Es todo parte de un mismo camino. Pero en el
mosaico he encontrado una libertad que en la pintura no me había permitido.
2. ¿Cómo fue participar en la Primera Intervención
Internacional de Mosaicos en la comuna de Puente Alto (Santiago de Chile), en
la cual se realizó un mural de 160 m2 junto a 90 artistas de distintos países? ¿Qué destacas particularmente de la misma?
Fue una experiencia maravillosa. Por un
lado, recorrer el trabajo previo del equipo de mosaiquistas chilenos en el
metro de Puente Alto fue impactante y emocionante. Es una obra monumental y de
una calidad estética extraordinaria, única en el mundo. Por otro lado, el compartir
dos semanas trabajando en compañía de mosaiquistas de distintas nacionalidades
fue enormemente enriquecedor. No éramos un equipo; cada uno realizaba solo su
trozo de mural. Fue el diseño general y el trabajo posterior del equipo chileno
lo que le dio cohesión a la obra. El trabajo en Puente Alto también ha sido un
antes y un después, no sólo para mí sino (me atrevo a decir) para casi todos
los que participamos. Allí se iniciaron lazos de amistad y colaboración
artística que continúan hasta hoy. También conocer a Isidora Paz López (la directora del proyecto) fue muy
importante.
3. Previamente, ya habías coordinado, dirigido y
realizado diferentes murales ¿qué intereses particulares te despierta este tipo
de trabajo a mayor escala y en muchos casos realizados colectivamente?
Previamente había dirigido la realización
de algunos murales con grupos de alumnos de un curso de iniciación al mosaico
que dictaba. El más grande fue un mural en una plazoleta de Villa Carlos Paz,
como trabajo final del curso que dicté en el Colegio de Arquitectos de dicha
ciudad en 2012. También con alumnos hice tres experiencias murales en la ciudad
de Córdoba, una en el Hospital Neuropsiquiátrico Provincial y dos en la vía
pública. No he realizado murales como obra individual mía; lo de mayor escala
han sido dos grandes paneles con tema gardeliano, pero no pueden ser llamados
murales. De manera que puedo decir que el trabajo mural a gran escala es una
asignatura pendiente para mí. En este momento no es algo que me interese particularmente
y considero que el mosaico en la vía pública deber ser encarado con mucho
conocimiento, respeto y seriedad, pues tiene una permanencia mayor que la
pintura mural. Cuando he hecho murales dirigiendo grupos, he tenido bien en
claro que debe haber un cerebro responsable del diseño y la coordinación de la
realización. Si se dejan estos aspectos librados al azar, los resultados no
suelen ser buenos. Salvo en el caso del trabajo con niños, ya que los objetivos
exceden las cuestiones meramente artísticas.
4. ¿De qué manera desarrollas tu proceso creativo?
A veces realizo algún boceto a lápiz, otras
veces en la computadora; a veces no hago boceto alguno y comienzo dibujando
directamente sobre el soporte. En general tengo una idea bastante acabada de la
composición general, pero no suelo tener idea de cómo voy a resolver la
teselación del mosaico; eso lo voy improvisando. También suelo tener decidido
previamente el planteo de color, así que (luego de hacer el dibujo) hago una
paleta de colores, seleccionando materiales variados dentro de la gama en la
que voy a trabajar. Me gusta combinar materiales diversos (azulejo, vidrio,
piedra, etc.), me gusta el contraste de las diferentes superficies y texturas.
Corrijo mucho sobre la marcha; levanto piezas y hago cambios, por eso trabajo lentamente. Finalmente aplico pastina, y si es necesario, una vez seca, la pinto en diferentes tonos, en algunos sectores.
Corrijo mucho sobre la marcha; levanto piezas y hago cambios, por eso trabajo lentamente. Finalmente aplico pastina, y si es necesario, una vez seca, la pinto en diferentes tonos, en algunos sectores.
5. El mundo del mosaico y de la docencia te han
llevado a recorrer diferentes provincias argentinas y distintos países del
mundo ¿qué resaltarías de cada experiencia?
Comencé dictando cursos en Córdoba, luego
en CABA, en Río Cuarto, luego en Brasil (Curitiba, Sao Paulo, Rio de Janeiro),
en Chile, en varias provincias argentinas (Salta, Buenos Aires, Mendoza) , en
Uruguay, en Francia, en Polonia. Es algo difícil de creer para mí. No puedo
resaltar cada experiencia por separado. Lo que puedo decir es común a todos los
lugares donde he estado. En general he tenido muy buena recepción por parte de
los alumnos y de los organizadores de mis cursos. Mucho entusiasmo y
concentración en el trabajo. Los resultados son muy dispares, ya que justamente
es a lo que quiero dar lugar como docente: doy unas pocas pautas estéticas y
técnicas, y dejo que, en la forma de trabajar el teselado, salga el
temperamento y el talento de cada uno. Eso tiene como consecuencia que los
resultados sean muy diversos. Hay personas muy habilidosas, otras con
dificultades, y en medio un gran número de gente con destrezas diversas. Por lo
tanto, siempre hay algunos mosaicos extraordinarios, otros resueltos de manera
más bien pobre, y la mayoría, digamos, con corrección. Eso ocurre porque los
alumnos tienen libertad. Tal vez sería más fácil y más efectista dar una
receta, un procedimiento único que todos deban seguir estrictamente (como he
visto que se hace en otros cursos) pero eso no me interesa; prefiero los
resultados dispares porque serán verdaderos.
6. El hecho de tener una importante trayectoria
participando de distintas exposiciones, muchas de gran trascendencia como la
Bienal de Mosaico en Curitiba, entre otras exposiciones argentinas como
Musiv.Ar y los encuentros de La Plata,
te han llevado también a formar parte de la gestión ¿cómo vivencias estos
caminos?
Lo hago más por compromiso con las personas
que me han invitado a participar de la gestión de este tipo de eventos, que por
un interés personal. Realmente no me interesa demasiado en este momento.
7. Brevemente,
relatános algunas de las experiencias significativas de tu reciente
viaje por el viejo mundo.
Estuve brevemente en Rávena y Venecia
(Italia), en Viena (Austria) y luego una semana en Polonia, ya que el motivo
principal de este viaje fue dictar mi Curso de Retrato en Mosaico en Cracovia.
En Rávena recorrí algunas exposiciones de la Bienal de Mosaico y algunas de las
iglesias medievales con mosaicos bizantinos en su interior. En Viena estuve en
varios museos viendo pinturas de artistas que admiro desde hace muchos años;
sobre todo me impactó Egon Schiele. La exposición en el Museo de Arte de
Rávena, dedicada a un recorrido por el mosaico escultórico, fue lo que más me
gustó de la Bienal, junto con la obra de Matylda Traszewska. Aclaro que no pude
ver todas las exposiciones porque algunos lugares los encontré cerrados. Los
mosaicos bizantinos me parecieron extraordinarios. Pero, en cuanto a mi camino
personal, creo que encontré una clave importante en una obra de Egon Schiele, y
otra clave en un consejo que me dio mi colega Gabriela Franco de Buenos Aires,
mientras estábamos en Rávena.
8. En la exposición de tu Taller en la Asociación
de Magistrados y Funcionarios Judiciales se observa el paso de dos años de mucho trabajo y
profundización en la historia y la composición técnica del mosaico ¿cómo ha sido llevar a cabo tus
programaciones del mismo?
Ha sido una experiencia enriquecedora, creo
que tanto para mí como para las alumnas. Yo, personalmente, he aprendido mucho.
Hemos experimentado muchas formas diversas de hacer mosaico: en plano, en
volumen, en estilo romano o bizantino, en trencadís, hemos interpretado
pinturas de Pettoruti y Fader, hemos
trabajado con guijarros como los griegos… En fin, fueron muchísimas
experiencias en dos años. Ha sido maravilloso.
9. ¿Qué proyectos artísticos tienes a futuro?
El año próximo seré parte del Simposio de
Mosaico que organiza Giulio Menossi en Udine y cuya primera parte se ha
realizado ahora en Octubre. Tengo una gran expectativa, no sólo por lo extraordinario
del evento en sí mismo (trabajar nada menos que en Italia, y en compañía de
artistas de diversas nacionalidades) sino además porque es una temática
religiosa (el Vía Crucis), algo absolutamente nuevo para mí.
Por ahora no tengo otro proyecto, simplemente continuar mi pequeño camino en el
mosaico, con pasión, dedicación y tiempo de maduración, como siempre.
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